Por qué jugamos juegos, parte 1
Existe una cualidad efímera que separa a los jugadores del resto de la humanidad, algo que nos hace, a nosotros y a ellos, no a nosotros. Nunca he sido capaz de identificarlo, pero es ineludible. Hoy, con la esperanza de acercarnos a esa cualidad esencial de la gamerosidad, examinamos parte de lo que nos motiva. En particular, echamos un vistazo a lo que atrae a los diferentes tipos de jugadores al pasatiempo. Cada jugador juega por diferentes razones, pero hay hilos comunes que unen la experiencia.
Muchos jugadores están motivados por el desafío que puede presentar un juego. El éxito en un juego puede estar gobernado por una amplia variedad de habilidades. Un juego de disparos en primera persona requiere reflejos nerviosos, una mano firme y la capacidad de mantener la calma bajo presión. Un juego de rompecabezas de palabras puede requerir un vocabulario extenso y la capacidad de repensar el uso de palabras antiguas, pero no una medida de Velocidad. Una simulación deportiva bien podría requerir un conocimiento profundo del tema, además de la habilidad de las salas de juegos, pero es poco probable que se preocupe mucho por la perspicacia lingüística.
El hilo común es que todos los juegos desafían algún subconjunto de las habilidades de un jugador. Este desafío puede ser un motivador poderoso. El jugador de Challenge Motivated se siente atraído por un juego que pone a prueba sus habilidades, preferiblemente uno que los pone a prueba hasta sus límites. El jugador también puede estar motivado por la mejora natural que se obtiene al trabajar al máximo. Entonces, están motivados, no solo a sobresalir, sino a mejorar. Los jugadores motivados por el desafío prosperan cada vez que un juego empuja su conjunto de habilidades de elección, pero pueden no estar interesados en los juegos que quedan demasiado lejos del objetivo.
La competencia es un primo cercano del desafío. Muchos jugadores se sienten impulsados por la necesidad de demostrar que son los mejores, de enfrentarse a sus compañeros y llegar a la cima. Los jugadores con mentalidad competitiva van desde aquellos que buscan un desafío en una pelea justa hasta el tipo de bebés que hablan de ganar a toda costa y que nos dan una mala reputación a todos. La competencia puede ser fácil de llevar demasiado lejos. No hay nada intrínsecamente malo en ser impulsado por la competencia. Hasta cierto punto, la competencia es simplemente un desafío llevado al extremo. Es solo cuando conduce a maltratar a su compañero de juego que comienza a convertirse en una motivación menos y más en una peculiaridad desafortunada de la personalidad. Los jugadores motivados por la competencia prosperan en aquellos juegos en los que se enfrentan entre sí con el resultado dictado por la habilidad para jugar el juego. A menudo disminuirán en aquellos entornos que requieren cooperación, como muchos mmorpg, o en juegos donde la habilidad juega un papel mucho menor, como en juegos de cartas o dados menos sofisticados.
La semana que viene echaremos un vistazo a otras motivaciones habituales de los jugadores, como la creatividad y el escapismo.